Es el
gran día, el de la ilusión, el del sentido y el sentimiento de la vida. El día
de los niños de todas las edades, cuando dejamos de ser niños dejamos de vivir
plena y limpiamente.
Siempre
hay un muerto viviente que un día, con el único fin de amargarte la fiesta, te
suelta:
“No seas tonto, los Reyes son
los padres”
Y
empiezan tus dudas y piensas que no puede ser, que hay muchos niños huérfanos –
sin padres o con ellos- que disfrutan de regalos traídos por esos Reyes que
derrochan la más grande de las magias, la ilusión, el sacrificio y el amor. Pues
magia es el esfuerzo de muchos, para que ningún niño se quede sin ese brillo de
emoción en sus ojos, extremadamente abiertos por la sorpresa, que acompañan con
esa gratificante y sincera sonrisa.
No
pienso que sea casual que la tradición nos transmita desde el principio, que
esos Reyes Magos, vengan de Oriente. Al contrario, pienso que es una invitación
para que tanto nosotros, como esas gentes de Oriente que en la actualidad
vienen a refugiarse o a sembrar odio y terror, recapacitemos y nos paremos a
pensar que hay un día en el año, en que los occidentales, veneramos y jamás
renunciaremos a recibir con alegría toda la bondad y riqueza en forma de
cultura que nos puedan aportar esos Magos de Oriente. Los esperamos y recibimos
con los brazos abiertos cada 6 de Enero, ojalá podamos, por el bien de todos,
unirnos de una vez en un abrazo que dure eternamente.
Gracias
Melchor, Gaspar, Baltasar, María, Jesús, Baraka, Faysal, Hiroko, Hoshi, Rai…