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martes, 14 de octubre de 2014

ME QUEDE SIN UKELELE


Pese a que el ordenador permite escribir sin que todo quede en papel mojado lo digo por el humor que tendemos a segregar cuando describimos ciertos sentimientos emotivos es en este momento cuando tengo fuerza para relatar mi afortunada y breve relación con un buen hombre, que se cruzó en mi vida en un momento complicado, hace escasos nueve meses y que sin haber compartido con él una larga conversación, ha logrado conseguir por mi parte un tremendo respeto y admiración.
EL PRIMER DIA
Stephen apareció un buen día por mi pequeña casa de comidas con una garrafa de vino en la mano y preguntó, como casi todo el mundo al principio,” ¿Dónde está Manolo? ”, le expliqué que Manolo ya no trabajaba en el local y que yo había comenzado a tomar las riendas. Algo sorprendido me contestó, “tendrás que trabajar duro pues Manolo es un gran cocinero, le enseñé yo”. No me sorprendió, Manolo es una persona muy valorada y por desgracia aún no he tenido el placer de probar su apreciada cocina.
Reconozco que Stephen me pareció un tipo un tanto excéntrico, rectifico, muy excéntrico; posteriormente me informaron que frecuentaba con asiduidad la que ahora es mi humilde morada, todo el mundo me hablaba de él con cariño, desde ese momento me propuse ganármelo con mis guisos y después ya veríamos.
LA TORTILLA
Al principio, mi brutal crisis nerviosa, aconsejaba que fuera a descansar a casa un rato hacia mediodía, Stephen se dejaba caer cuando podía o le apetecía. Un buen día me llamó mi hijo Santi agobiado ya que le había pedido un bocadillo de tortilla y no consiguió hacerla en la plancha, Stephen pasó al otro lado de la barra y le enseñó cómo hacerla —ahora Santi hace unas tortillas en la plancha espectaculares — le dije que no le cobrara a lo que Stephen contestó “no señor, como no voy a pagar una de las mejores tortillas que he probado, la he hecho yo”.
Desde ese día creció una fuerte complicidad entre las dos S, creando una nueva SS totalmente reformada y agradable.
LAS MIGAS
Un sábado le hice una propuesta un tanto atrevida, le insté a que comiera unas migas, al principio, escéptico, me respondió “no, no, la butifarra” yo le dije, te sirvo una cata, en cuanto vio que las migas se acompañaban con su avío de pimiento, panceta, chorizo y morcilla, cambió de idea y me dijo “ha, van con esto, ponme un plato”. Desde entonces se hizo un asiduo a las migas, raro era el fin de semana que fallaba, incluso algunos haciendo doblete, viernes y sábado. Cuando empezó a fallar es que notaba que algo empezaba a ir mal y lamentablemente acabó mal.
LA RATAFIA
Un yanqui convertido a las migas —“que listos son los pastores españoles” — no podía seguir machacándose con cerveza acompañada de Jim Beam, así que el día que entró en casa la Ratafía le serví un chupito, agradablemente sorprendido preguntó “¿Qué es esto, Rataqueeee?” Le expliqué que era un licor digestivo que se elabora por diversas poblaciones catalanas y que como casi todo lo bueno goza de escasa repercusión. El Jim Beam quedó apartado y la ratafía — “rabo" en el código particular utilizado ente él y Santi, al igual que el tiramisú en lugar del trifásico— lo sustituyo definitivamente.
LA PATATA
Ahora, recién hemos comenzado la ruta de “ATRAPA LA TAPA”, en casa proponemos “La Patata” como tapa muestra. Es una patata de guarnición rellena de potente chorizo del Bierzo y napada con alioli dulce, esta patata resume la forma de trabajo de “LA PARROQUIA”, el rector propone y los parroquianos opinan con total libertad con el fin de mejorar el producto.  Stephen, en cuanto la probó miró hacia delante, como buscando la puerta que te permite salir del infinito, era una actitud que adoptaba con cierta frecuencia, de repente musitó “es una patata, una simple patata, ¡esto es magia!” En ese momento tuve la certeza de que “la Patata” estaba lista para servir.
EL FALSO MISOGINO
Stephen ama la tranquilidad, huye de aglomeraciones y estridencias, seguramente por eso de la impresión de que no le gusten los niños, sobre todo el mal educado y de que se esfuerce en hacer ver que le molestan las mujeres. Me contaba con frecuencia el mismo chiste “¿sabes que un estudio en mi país dice que el 40% de las mujeres van al psiquiatra?, ¡esto es gravísimo! Supone que el resto ni siquiera van”.
Todo fachada, muro de autodefensa, le he visto tocado por amor, por la incomprensión de una mujer o por la incomprensión de el con esa mujer, qué más da, el ama y quien ama no odia, un falso misógino.
LA PERSONA
El era, es, seguirá siendo, pues las buenas personas nunca mueren, un hombre relativamente tranquilo, inquieto, tremendamente correcto; no, exquisitamente educado, creativo, optimista dentro de la realidad del pesimismo, luchador pero realista, recto y erecto, gran ejemplo de homo sapiens, amante de la libertad pero desdeñoso con el libertinaje, sinceramente agradecido, generoso, hermosamente imperfecto, tozudo, reservado, seguramente inteligente, ocultamente sensible, fuertemente débil, ejemplo a seguir que merece divulgación, de obligatoria continuidad.
LA INTIMIDAD RELATIVA
Soy afortunado, he compartido con él, lo he disfrutado, me ha enseñado, algo he aprendido. Guardo algunos detalles que pertenecen a nuestra intimidad, siempre estará presente, en las paredes del 75% de mi vida solo cuelgan lo que me gusta y quienes opino merecen la pena. En la misma pared desde donde me mira mi querida suegra Carmen y mi admirado Stephen me ofrece sus manos, cuando me ausento para descansar en casa me los llevo en el alma y los dejo departiendo, uno fumará sus cositas, la otra le dirá que no le conviene, pero ambos se entienden pues hablan el mismo idioma. No me tocó el ukelele,  su última creación, pero me tocó algo mejor. De nuevo y no me cansaré jamás, cierro con tu ejemplo. Otra vez, muchas gracias.

domingo, 5 de octubre de 2014

LA TOZUDA REALIDAD


Las cosas son como son y nadie las puede cambiar, hay quien se empeña en disfrazarlas, quien quiere distraer al personal  para ocultar sus fechorías y continuar haciéndolas de forma impune. Estamos sumidos en una vorágine donde ya nadie tiene fuerza moral para pedir que se cumplan normas, quienes las dictan no conocen la realidad y quienes tienen la labor de hacerlas cumplir, lógicamente, no saben interpretarlas. Los cómodos se sienten incómodos y esa inquietud coarta el trabajo de quienes aún creen que es posible luchar y salir del atolladero con trabajo y esfuerzo. La cultura, la honradez, la honestidad están demodé, ahora se valora la formación técnica, la falta de escrúpulos y el hoy por hoy que mañana Dios dirá.
Puestos así, no se si Dios dirá o nos dejará a nuestro libre albedrío, pienso que es momento de hacer caso a algunos y recurrir a la insumisión civil, no para separar, al contrario, hay que reclutar un ejército de gente buena y a la vez buena gente que haga caso omiso a cosas que son inaceptables por su inviabilidad y trabajar, esforzarse e ignorar a los “listos” demostrando que se les puede derrotar con tesón e inteligencia, empezando por desdeñarlos destruyendo su  ficticio protagonismo.
Hay que exigir trabajo a quienes no trabajan y arrinconar a aquellos que no desean ni saben que es trabajar, al final se impondrá la lógica, no tengo ninguna duda ya que la realidad es tozuda.