TOMATE
MADURO
Los
catalanes, como buenos ahorradores, utilizamos el tomate maduro para restregar
sobre el pan que comienza a secarse y de este modo aprovecharlo convirtiéndolo
en un estupendo manjar al que llamamos simplemente “pa amb tomaquet”. La
puñetera globalización ha pretendido apropiarse de nuestro ingenio denominándolo
como patomaket y ofreciendo por el mundo una mierda de patomaket que nada tiene que ver con nuestro excelso “pa
amb tomaquet”.
Estos
insufribles globalizadores que pretenden que todos los que tenemos algo que
gastar, creamos que podemos tener de todo, en cualquier época del año, a costa
de engordar sus ya rebosantes fortunas, no hacen otra cosa que adulterar,
ensuciar, jorobar y muchas mas cosas que acaban en ar y er… y a los que no
tengan nada que gastar que les den por donde amargan los pepinos, pero más.
El
problema no es tan solo en que nos desprestigien, el problema es que encima nos
pongan dificultades en elaborar nuestras cosas sencillas, podría hablar del
pan, pero hoy se trata del tomate, ¿dónde están esos tomates jugosos y fáciles
de untar?, han desaparecido y lo peor es que como el futuro de los puestos de
frutas y verduras es de los chinos, encima les tendremos que dar la razón, nos
dejarán sin argumentos, nos convencerán diciendo que “ete tomate es ma dulo,
tilal a suelo y no lompe, contla palé y lebota”. El lujo de restregar un tomate
sobre una rebanada de pan con miga esponjosa ha terminado, Se que os preguntareis, pan ¿qué
pan?, pero ya dije que esa es otra historia.
Me gustaría volver a esos años de necesidad y
penuria, cuando se podía comprar al lado de casa un tomate maduro y hasta
incluso llevártelo sin pagar si la verdulera estaba “petan la xarrada”, ¡mercat
del Guinardó!, quién te ha visto y quién te ve. Me veo untando kétchup para
hacerme un bocata de “pa amb tomaquet i pernil”, pero si es jamón NO, no es lo
mismo jamón que pernil, mejor a palo seco o con un vinito de la tierra.
El futuro siempre es incierto y lo afrontamos
con cierto reparo, pero me niego a tener que intuirlo con asco, por favor, como
el tomate, no lo quiero más duro, lo quiero maduro.
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