Este fin
de semana, comentaba un parroquiano anclado en la quimera de la izquierda, que “esta
derechona nos quiere quitar todas las libertades que ganamos en los años de la
transición” (sic). Mi percepción es bien distinta, durante esos años no se ganó
nada, se cogió las miguitas que los interesados del momento nos quisieron dar, la
libertad ni se gana ni mucho menos se conquista, la libertad solo podemos
perderla y generalmente la entregamos cada vez de forma más gratuita. Es
curioso decir que perdemos libertad si nos coartan las redes sociales, cuando
en realidad nos hemos convertido en auténticos esclavos de las multinacionales que
controlan y se benefician de estas grandes redes que no son más que enormes
telas de araña en las que estamos atrapados, algunos incluso piensan que
utilizar la red no tiene coste, desprecian el costo de la conexión y el equipo,
y lo que es peor, no se dan cuenta del derroche del tiempo invertido que
añadido a la perdida de intimidad nos convierte en perfectos ilusos que creemos
poder arreglar el mundo sin mover el
culo.
Si algo
tienen las libertades perdidas o tristemente entregadas, es que son irrecuperables,
ocurre como con el arroz que si es auténtico se pasa.
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