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lunes, 9 de junio de 2014

LOS ETIQUETADORES


En el mundo de las ventas conoces mucho tipo de gente, en la hostelería la cosa toma dimensiones exorbitantes, si añadimos que muchos vienen a confesarse, aunque sin propósito de enmienda, todo comienza a ponerse demencialmente inverosímil.
Los que me tratáis, sabéis de mi clara tendencia a huir de las marcas, si desprecio las etiquetas a nivel comercial, aún más las desprecio a nivel personal. Es increíble la cantidad de etiquetadores que hay en este mundo, lo peor es que creen que sientan cátedra, aunque en realidad son unos incompetentes incapaces de auto describirse y tratan de disimular sus miserias etiquetando al prójimo. Me asombra con qué facilidad se juzga y se sentencia, la reciente abdicación del Rey de España es un ejemplo claro de la cantidad de ofuscados clarividentes que corren por ahí, yo no soy monárquico, pero mucho menos republicano, me avergüenzo del monarca y más de todos aquellos que corren para hacer leña del árbol caído.

La gente es muy voluble, fruto de la inconstancia y la falta de ecuanimidad, hay infinitos ejemplos, en el deporte se pasa en segundos de ser un mierda a ser un fenómeno y quedarte tan ancho, en política sin embargo todos son mierdas, mierdecillas, ladrones, chorizos, corruptos, incompetentes, inútiles… pero eso sí, hay quien vota y se queda tan ancho. En el día a día son variopintas las etiquetas,  casi todas acusatorias, muchas descriptivas, escasas fundamentadas. El vago, el pijo, el chulo, el sinvergüenza, el borracho, ¿el marica? No, el maricón con gran énfasis en la tilde, como mamón, cagón, cabrón… escribo en masculino, pero otro tanto se puede apuntar del género femenino.
Ante el placer de etiquetar, existe otro mucho mejor, el de ser etiquetado, ¡cuánto imbécil te ahorras de conocer! Es por ello que disculpo a los etiquetadores, que sean muy felices.

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