En la
vida, dicen, unas veces se gana y otras se pierde. Discrepo, siempre se gana,
en catalán hay un dicho que reza “perdent, és com s'aprèn” (perdiendo es como
se aprende), aprendiendo siempre se gana.
En esta
sociedad competitiva y llena de apariencias que hemos creado, se están forjando
muchos perdedores, gentes que inmersos en la vorágine del “éxito” —léase ganar dinero— dejan de vivir, de sentir y de
disfrutar por un puñado de billetes de banco que les hacen creer que son ricos
e importantes, pero que en realidad les deslumbra no dejándoles ver lo vacíos y
prescindibles que son, gentes” importantes” rodeados de aduladores interesados,
que evitan que conozcan el afecto sincero y generoso. Todo se magnifica, cuando
el verdadero placer esta en las cosas simples.
En el mundo del
deporte acabamos de vivir el desastre de unos campeones, la odiosa codicia se los
tragó, van sobrados, la gran mayoría solo piensa en ganar más parné, acabarán
sus carreras ricos y vanidosos, pero acabarán con una mácula que les marcará de por vida, volviendo
al sabio refranero, ellos piensan ande yo caliente… En el futuro, cuando llegue
el momento de recapitular, ese borrón se hará pesado, molesto e imposible de
obviar.
Querer ganar siempre
es simplemente eso, querer. Conformarse no es perder, es simplemente ser
coherente, en la humildad y la reflexión se acostumbra a encontrar la paz,
gozar de la tranquilidad, no hace falta más, cierro con una bonita canción
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