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martes, 24 de junio de 2014

GANAR, GANAR Y GANAR


En la vida, dicen, unas veces se gana y otras se pierde. Discrepo, siempre se gana, en catalán hay un dicho que reza “perdent, és com s'aprèn” (perdiendo es como se aprende), aprendiendo siempre se gana.
En esta sociedad competitiva y llena de apariencias que hemos creado, se están forjando muchos perdedores, gentes que inmersos en la vorágine del “éxito” —léase ganar dinero— dejan de vivir, de sentir y de disfrutar por un puñado de billetes de banco que les hacen creer que son ricos e importantes, pero que en realidad les deslumbra no dejándoles ver lo vacíos y prescindibles que son, gentes” importantes” rodeados de aduladores interesados, que evitan que conozcan el afecto sincero y generoso. Todo se magnifica, cuando el verdadero placer esta en las cosas simples.
En el mundo del deporte acabamos de vivir el desastre de unos campeones, la odiosa codicia se los tragó, van sobrados, la gran mayoría solo piensa en ganar más parné, acabarán sus carreras ricos y vanidosos, pero acabarán  con una mácula que les marcará de por vida, volviendo al sabio refranero, ellos piensan ande yo caliente… En el futuro, cuando llegue el momento de recapitular, ese borrón se hará pesado, molesto e imposible de obviar.
Querer ganar siempre es simplemente eso, querer. Conformarse no es perder, es simplemente ser coherente, en la humildad y la reflexión se acostumbra a encontrar la paz, gozar de la tranquilidad, no hace falta más, cierro con una bonita canción

lunes, 9 de junio de 2014

LOS ETIQUETADORES


En el mundo de las ventas conoces mucho tipo de gente, en la hostelería la cosa toma dimensiones exorbitantes, si añadimos que muchos vienen a confesarse, aunque sin propósito de enmienda, todo comienza a ponerse demencialmente inverosímil.
Los que me tratáis, sabéis de mi clara tendencia a huir de las marcas, si desprecio las etiquetas a nivel comercial, aún más las desprecio a nivel personal. Es increíble la cantidad de etiquetadores que hay en este mundo, lo peor es que creen que sientan cátedra, aunque en realidad son unos incompetentes incapaces de auto describirse y tratan de disimular sus miserias etiquetando al prójimo. Me asombra con qué facilidad se juzga y se sentencia, la reciente abdicación del Rey de España es un ejemplo claro de la cantidad de ofuscados clarividentes que corren por ahí, yo no soy monárquico, pero mucho menos republicano, me avergüenzo del monarca y más de todos aquellos que corren para hacer leña del árbol caído.

La gente es muy voluble, fruto de la inconstancia y la falta de ecuanimidad, hay infinitos ejemplos, en el deporte se pasa en segundos de ser un mierda a ser un fenómeno y quedarte tan ancho, en política sin embargo todos son mierdas, mierdecillas, ladrones, chorizos, corruptos, incompetentes, inútiles… pero eso sí, hay quien vota y se queda tan ancho. En el día a día son variopintas las etiquetas,  casi todas acusatorias, muchas descriptivas, escasas fundamentadas. El vago, el pijo, el chulo, el sinvergüenza, el borracho, ¿el marica? No, el maricón con gran énfasis en la tilde, como mamón, cagón, cabrón… escribo en masculino, pero otro tanto se puede apuntar del género femenino.
Ante el placer de etiquetar, existe otro mucho mejor, el de ser etiquetado, ¡cuánto imbécil te ahorras de conocer! Es por ello que disculpo a los etiquetadores, que sean muy felices.