Mañana
de día de Reyes, “India” vuelve a sacarme a pasear, le coloco la traílla y
salimos a dar una vuelta. Mañana soleada, apetecible, apropiada para
disfrutarla. No hay niños, ni balones nuevos, ni bicicletas, patinetes,
carritos para muñecas, coches teledirigidos… Repito, mañana de Reyes, soleada,
agradable, SIN NIÑOS POR LA CALLE.
Afino
el oído, busco con afán el dulce sonido de la flauta de Hamelín, me
entristezco, era un cuento, no encontraré a los niños ilusionados, la realidad
es que Play Station ha conseguido secuestrarlos en sus propias casas,
ensimismarlos, hacerles perder una preciosa mañana de invierno. No se si sería
mejor que los niños salieran a pasear cautivados por la melodía de un flautista
enrevesado, antes que quedar atrapados por esas embaucadoras máquinas del
demonio.
Mañana de
día de Reyes, mañana soleada. ¡Cuánta razón tenías, Carmen! Cuando decías, “los
días de Reyes siempre tendría que llover”. Para que los niños pobres y ricos no
vivieran las falsas diferencias. Ahora el clima ya no importa, Play Station tiende
negros nubarrones ganando al mismísimo Hamelín, las ratas acabarán triunfando. ¡Qué
asco!
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