Ayer
salió el “bueno de Arnaldito” de prisión y continuó con su “andadura hacia la
paz”, fue claro y contundente, pero me dejó dudas al hablar en plural. Una
opción es que lo hiciera por el hecho de creerse un tipo divino y de este modo
reencarnarse en una renovada Santísima Trinidad, o más, pues siendo vasco…,
otra que como bien apuntó se reafirmara en integrarse en esa pandilla de
asesinos encarcelados —presos políticos, según el — de los
que dijo “tenemos que traerlos a casa”, no sé si para sentarlos en el sofá o
para darles nuevas instrucciones.
Me temo
que ambas opciones suman, siendo así se equivoca al pregonar que entró como
vasco, independentista y socialista y sale en lo mismo, esa será una opción
libre y que no se le niega, en todo caso se le discute. El entró como asesino,
pues tan asesino es quien ejecuta como quien organiza y consiente, se le olvidó
al “bueno de Arnaldito” decir que realmente entró como asesino y sale como
asesino y esto no tiene vuelta de hoja, pues si hay algo irreparable es la
siega de vidas humanas. No quiero que te
arrepientas, no sirve de nada, el mal ya está hecho y además tu arrepentimiento
no es creíble, entrando en esa pluralidad que tanto te gusta —en la acepción que te conviene, claro está— vuestro arrepentimiento sería yermo, tanto como la semilla con la
que habéis sembrado vuestra llamada “libertad”, que para un peor resultado habéis
regado con abundante sangre.
Te diría que pienses
reflexiones y desaparezcas, como el “chiquito de Amorebieta”, te brindamos la oportunidad
de que lo hicieras durante estos breves 2.331 en los que has vivido, parece que
bien pues te noto más gordito, a costa de nuestros impuestos, pero como decimos
los catalanes “d’allà on no n’hi ha, no en pot rajar”. Si te divierte, sigue haciéndote la víctima, pero no
causes más víctimas, te lo ruego.
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