Supero
con creces los 100Kg. de peso, es la consecuencia de una de mis principales
aficiones, el buen yantar, por tanto me gustan los mercados, cocinar y algunas
casas de comidas; sobre todo disfruto porque cuanto más comparto esta afición
mayor es el placer de disfrutarla.
Puntualmente
iré desgranando mis experiencias, no para aconsejar ni para sentar cátedra sino
tan solo para compartir mis buenos momentos, la magia de la gastronomía está en
que cada momento es irrepetible; aunque afines proporciones, temperaturas, formas y tiempos
de cocción, la materia prima nunca es la misma y lo más importante tu estado de
ánimo tampoco. Las casas de comidas evolucionan para bien y para mal, la
creatividad y la excelencia agotan Ferran Adriá es un vivo ejemplo, jamás tuve
la oportunidad ni el placer de disfrutar del espectáculo de “el Bulli”,
mi economía tiene ciertos límites, pero Ferran no es críptico y comparte por lo
que permite intuir y admirar su obra y cagarla cuando intentas elaborar algo
que solo unos elegidos son capaces de crear.
Soy
bastante primitivo, pero no me como cualquier cosa, hoy os pondré dos ejemplos
cercanos del barrio de Sant Andreu en Barcelona, en ambos podréis comer o
almorzar de cuchillo y tenedor, que con matices viene siendo lo mismo:
- “Taverna
Can Roca” excelente cocina tradicional con un toque personal.
Ninguno
tiene Web ni falta que les hace, viven del boca a boca y no morirán de éxito, son
dos lugares en los que he disfrutado, Roca está más solicitado y es posible no
encontrar mesa sin reserva; Antonio y Pilar pese a no tener cartel indicativo
de su vetusto local nunca defraudan y si acuerdas con ellos un encargo te
atenderán de maravilla.
Que
aproveche.
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