Ja en catalán
significa ya, en castellano es una interjección para indicar la risa, este es un
titular válido para ambos extremos y totalmente neutro para la gran multitud de
escépticos como yo. Me daba mucha pereza entrar en este tema de la
independencia que tanto se ha inflado en estos últimos días, pero bueno
contribuiremos a seguir inflando el globo a ver si revienta pronto y nos
dedicamos a cosas más útiles.
Hace 35
años yo era un pipiolo de 17 años y asistí a la manifestación de Barcelona que
entonces demandaba la reinstauración de la Generalitat y del estatuto de
autonomía para Cataluña, comparada con la este año parece un copia y pega, con
la diferencia que en la concentración del 1977 había unanimidad de banderas la
cuatribarrada “senyera” y en el 2012
reinaba la diversidad, esteladas azul y blanco que parecían el logo de “La
Caixa” y esteladas rojas que parecían el logo de cervezas Damm. En el 77 me
sentí más borrego que pastor y me dije “una y no más”, vivirlo in situ me sirvió
para no volver a ser parte de una masa cien por cien manipulable. Que una vez
transcurrido este largo periodo de convivencia se organice otra movida no es
por una crisis de identidad, si no por una cuestión económica, la estrella en
el perfil que nos define a los catalanes.
Desde
que los Fenicios arribaron a las costas catalanas, nuestros antepasados
pobladores de esta maravillosa parte del mundo, se quedaron con la copla de que
el comercio tenía que ser nuestra principal forma de vida y de este modo el
paso de los siglos nos lleva a aferrarnos a este modelo, por medio han pasado
muchas cosas como el descubrimiento de América (para los españoles, los
americanos la tenían descubierta de toda la vida), a los catalanes nos vino muy
bien, Isabel la Católica pagó la aventura y cuando inventamos el pan con tomate
e instalamos nuestros negocios en ultramar tratamos de convencer al mundo que Cristóbal
Colón era catalán, el negocio lo primero la identidad ya vendrá, lo de la
identidad es cosa de cuatro fachas catalanes que además de no tener un euro, se aprovechan de ciertos momentos
para tocar las narices que se lo expliquen a Salvador Dalí, Josep Pla, Albert Boadella o Joan Manuel Serrat, que como muchos
somos catalanes y españoles y de este mundo. La clave para el catalán está en
la rentabilidad, que Messi lleva 10 años
en Barcelona y no contesta en catalán, ni tocarlo el balance es positivo; que
durante las semanas que duró la Olimpiada del 92 se inundó el territorio catalán
de banderas españolas, perfecto nos asentaron en el mundo.
Por eso
cuando veo inflar estos globos solo me queda acabar como lo hace el inocente
Josué en la película “La vida es bella”, ¡es para morirse de risa!
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