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domingo, 23 de septiembre de 2012

INDEPENDECIA JA, JA, JA


Ja en catalán significa ya, en castellano es una interjección para indicar la risa, este es un titular válido para ambos extremos y totalmente neutro para la gran multitud de escépticos como yo. Me daba mucha pereza entrar en este tema de la independencia que tanto se ha inflado en estos últimos días, pero bueno contribuiremos a seguir inflando el globo a ver si revienta pronto y nos dedicamos a cosas más útiles.

Hace 35 años yo era un pipiolo de 17 años y asistí a la manifestación de Barcelona que entonces demandaba la reinstauración de la Generalitat y del estatuto de autonomía para Cataluña, comparada con la este año parece un copia y pega, con la diferencia que en la concentración del 1977 había unanimidad de banderas la cuatribarrada “senyera”  y en el 2012 reinaba la diversidad, esteladas azul y blanco que parecían el logo de “La Caixa” y esteladas rojas que parecían el logo de cervezas Damm. En el 77 me sentí más borrego que pastor y me dije “una y no más”, vivirlo in situ me sirvió para no volver a ser parte de una masa cien por cien manipulable. Que una vez transcurrido este largo periodo de convivencia se organice otra movida no es por una crisis de identidad, si no por una cuestión económica, la estrella en el perfil que nos define a los catalanes.

Desde que los Fenicios arribaron a las costas catalanas, nuestros antepasados pobladores de esta maravillosa parte del mundo, se quedaron con la copla de que el comercio tenía que ser nuestra principal forma de vida y de este modo el paso de los siglos nos lleva a aferrarnos a este modelo, por medio han pasado muchas cosas como el descubrimiento de América (para los españoles, los americanos la tenían descubierta de toda la vida), a los catalanes nos vino muy bien, Isabel la Católica pagó la aventura y cuando inventamos el pan con tomate e instalamos nuestros negocios en ultramar tratamos de convencer al mundo que Cristóbal Colón era catalán, el negocio lo primero la identidad ya vendrá, lo de la identidad es cosa de cuatro fachas catalanes que además de no tener  un euro, se aprovechan de ciertos momentos para tocar las narices que se lo expliquen a Salvador Dalí, Josep Pla, Albert  Boadella o Joan Manuel Serrat, que como muchos somos catalanes y españoles y de este mundo. La clave para el catalán está en la rentabilidad, que Messi  lleva 10 años en Barcelona y no contesta en catalán, ni tocarlo el balance es positivo; que durante las semanas que duró la Olimpiada del 92 se inundó el territorio catalán de banderas españolas, perfecto nos asentaron en el mundo.

Por eso cuando veo inflar estos globos solo me queda acabar como lo hace el inocente Josué en la película “La vida es bella”, ¡es para morirse de risa!

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