En estos
días de intenso debate sobre la corrupción, se deja caer con frecuencia la
palabra regeneración, es una palabra mucho más liviana que revolución, las
revoluciones generalmente se realizan con violencia y como los manchados por la
corrupción somos una abrumadora mayoría si tuviéramos que liarnos a tiros con
todos los culpables no quedaría ni el Tato, pues somos casi todos los que en
algún momento hemos hecho una pirula amparándonos en que si todos roban yo también
o maricón el último, la degradación social es un hecho y resulta gracioso
escuchar aquello de que cada pueblo tiene los políticos que se merecen, al
final la culpa siempre es del más tonto, el que menos roba que vota al más ladrón.
La reinstauración
de la democracia en España fue considerada como ejemplo universal de cambio sin
traumatismos, podríamos decir que se realizó una estupenda regeneración pasando
del cultivo limitado y casi exclusivo del mangoneo de unos pocos, mientras el
resto unos cabreados, otros resignados y algunos complacientes consentíamos forzosamente
tales desmanes conformándonos con las sobras del festín y no alargando mucho la
mano por temor a la que nos podía caer, a el café para todos plantando una nueva
semilla de alto rendimiento que ha terminado por invadir el territorio de gente
de baja catadura moral que goza de total impunidad y burdos aprendices que
acaban pagando el pato. El paso del facha a la desfachatez no ha encontrado el
termino medio y aquí no pasa nada ni regeneración ni revolución, está todo tan
desbordado que no hay por dónde cogerlo, por suerte faltan huevos por desgracia
faltan ideas y sobran falsos ideales.
Generalmente
la solución a los grandes males está en la juventud, un consejo os doy no busquéis
ningún ejemplo, hurgar en el pasado y luchad por el presente pensando en un
futuro mejor. Aunque el
recuerdo de un noble
baturro puede marcar el camino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario