Es
típico para Navidad disfrutar de grandes estrenos cinematográficos, en Cataluña
nos obsequian con un western de los
de antes, podría haber sido una nueva adaptación de los tres mosqueteros, pero
la clara falta de ingenio y destreza de los actores protagonistas lo hacían inviable,
así pues se decidieron por el género de los grandes pistoleros del oeste,
aunque en este caso el guión se desarrolla en el nordeste.
La trama
se basa en un reto regional para conseguir la independencia y de paso esconder
las tropelías de los poderosos del lugar.
Los principales actores son “el malo” del que como diría Schuster, no hace
falta decir nada Mas; le acompaña “el feo” un republicano de compleja mirada,
al que se hace difícil mirarle fijamente a los ojos, sumamente ineficaz pues es
incapaz de ganar unas elecciones en el momento más impopular de la institución monárquica;
les siguen dos segundones de bajo perfil, “el bobo” un pasmado que ante el fracaso
comunista se alió con los ecologistas, formando un hibrido de bajo rendimiento
con los colores de la bandera portuguesa; finalmente el cuarteto lo completa “el
sucio”, su aspecto medio primitivo, medio medieval, da una sensación de desaliño
y espesura higiénica que le hace protagonista más del pasado que del futuro,
perteneciendo a una formación con un recorrido similar al del rio Guadiana que
de pronto aparece y por momentos desaparece por lo que es difícil centrar sus
reivindicaciones.
Los
cuatro gatos plantean una consulta con una pregunta, que en realidad son dos,
para complicar y poder manipular mejor el resultado, situándose fuera de la
ley. Una especie de “duelo a muerte en Ok Corral”, solo que aquí se titula “farol
en Catalunya porquera”, digo pocilga pues en Cataluña abundan más que los
corrales, no olvidemos que el plato nacional es la butifarra. El sheriff de Madrid no destaca por su
firmeza y valentía, no en vano se apellida Rajoy, se raja hoy, mañana y
siempre. La pantomima está servida, los poderosos seguirán entreteniendo al
pueblo, mientras ellos arreglan sus desfalcos y apropiaciones ilícitas y la
película acabará como los cuentos de Navidad y fueron felices y comieron
perdices, pero yo empiezo a estar hasta las narices.
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