No hay
nada peor en esta vida que tratar de justificar una postura, bueno, sí hay algo
peor ser intolerante y simular que no lo eres, hay cosas que son como son y es
absurdo tratar de disimularlas, el que es intolerante es intolerante así como
el que es homosexual es homosexual y no hay vuelta de hoja.
Jorge Fernández
Díaz cometió la estupidez
de esgrimir un argumento evidente, como es la imposibilidad de procreación
entre dos personas del mismo sexo, para poner en tela de juicio la protección
de los poderes públicos a un colectivo que claramente no tolera, pero hay que
ser muy imbécil para condenar la imposibilidad de reproducirse en un foro donde
sus principales protagonistas defienden y llevan a cabo el celibato, como muy
bien puntualiza Agustín Conde, diputado nacional del PP por Toledo. Por otro
lado y siguiendo con el juicio de Fernández Díaz habrá que señalar a personas
estériles y a empresas que se dediquen a fabricar productos anticonceptivos
como apestados para el poder público, el siguiente paso será resucitar a
Torquemada.
El
colectivo homosexual reacciona como es habitual de un modo histriónico, no como
Agustín Conde, pero es lógico ellos están condenados por la religión y es
normal que apliquen los argumentos con los que se encuentran más cómodos, dar
por culo y tocarse el coño, por otro lado posturas que los diferentes gobiernos
mundiales practican con aquiescencia y asiduidad y es que Dios los cría…
Los
religiosos están inquietos, la teoría les plantea un dilema renunciar a la
asignación del Estado o al voto de castidad al que obliga la Iglesia con el
celibato, como buen catalán yo no dudaría “la pela es la pela” y se acabó el pelársela.
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