Viendo
el ritual de entronización del Cristo de la Buena Muerte
que realiza todos los Jueves Santos la Legión Española en la ciudad de Málaga,
me ha sorprendido la cantidad de asistentes luciendo gafas oscuras en una
mañana encapotada, el motivo no era resguardar los ojos de los potentes e
inexistentes rayos solares, en esta ocasión las gafas con cristales oscuros servían
para ocultar los ojos vidriosos que surgían como causa de una emoción difícil de
contener.
Las
tradiciones por diferentes razones despiertan sentimientos, en ocasiones
encontrados, que acaban por hacernos saltar las lágrimas y somos muchos los que
pensamos, por una cuestión de educación, que hacer públicos los sentimientos es
una señal vergonzante de debilidad, craso error pues no hay nada más humano que
emocionarse y nada más dañino que reprimir esa emoción, el llanto es un acto espontaneo
y sincero, lo realmente vergonzante es no tener sensibilidad y caer en la
indignidad de tener que contratar, como se hacía antaño, a plañideras que
simularan la carencia de humanidad. El acto de los legionarios puede ser
discutible en muchos aspectos, pero lo que es indiscutible es la emotividad con
que lo viven todos sus participantes por cierto ninguno luciendo gafas oscuras,
ninguno llorando porque son guerreros y por desgracia los guerreros están secos
de lágrimas, este año el actor malagueño Antonio Banderas ha sido distinguido
como caballero legionario de honor, solo conozco al Banderas personaje que no
me parece mal, en cuanto al Antonio persona solo lo intuyo, pero que siendo un
personaje notable sea capaz de seguir disfrutando de sus raíces sin demasiados
tapujos es algo que comulga con mi manera de ser, lo cual ya despierta cierta
afinidad, en el acto de hoy demostró ser un gran actor se le vio feliz, su
compañera Melanie aunque también es actriz utilizó gafas de sol y eso que puede
que no entendiera nada de lo que allí estaba pasando pero la puesta en escena
destilaba emoción.
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