Hoy
celebramos la festividad de San José, patrono de los carpinteros, llamado
obrero, imagino que para intentar que los sindicalistas se acerquen a la
religión y finalmente puesto como ejemplo para todos los progenitores
masculinos, celebrándose hoy el día del padre.
Lo cierto
es que San José es uno de los personajes más ninguneado de las Sagradas Escrituras,
por lo pronto nos lo presentan como padre de Jesús, cuando la realidad es que
su paternidad es putativa y por otro lado el relato de su vida queda en un
último plano que resta cualquier protagonismo tanto a su persona como a la
figura de padre. Esta es la cruda realidad, ser padre como ser hombre se reduce
a ser una figura de utilidad limitada para las verdaderas protagonistas de la
vida, las mujeres, es la madre quien absorbe y trata de manejar la conducta de
sus vástagos, reservando al personaje paterno para momentos puntuales y
generalmente casi todos los padres aceptamos esta cómoda situación. Ser padre es
un reto nuevo y tiene que serlo, ya que la rebeldía de la juventud nos llevó a desobedecer
y medio renegar de nuestros padres, así pues sería incoherente tomarlos como
ejemplo, pero la realidad es terca y acabamos cometiendo errores similares y a
menudo enfrentándonos a la forma de hacer de los abuelos, otra equivocación, ya
que el abuelo aprendió gracias a la experiencia de sus fallos de padre y el
padre, hijo del abuelo, no es capaz de reconocer esa evolución por una
cuestión, seguro, de celos.
Ser
padre no es fácil y el ejemplo de San José no es uno de los mejores, él fue como
tantos otros un padre adoptivo, sabiéndolo o sin saber, de esto como de
tantas otras cosas saben más las mujeres, aunque no todas, algunas disfrutan
especulando con malas artes sobre paternidades siempre ajenas, digo yo que
quienes tanto saben es por que gozan de una dilatada experiencia propia; pero
dejando la mala leche a un lado queda
claro que ejercer la paternidad es un
quehacer complicado, lleno de dudas y repleto de enfrentamientos, como hijo y
como padre suprimiría este día de reconocimiento o mejor, lo prolongaría en
pequeñas dosis de satisfacción durante todos los días de vida paterna, quedo a
la espera de recibir la consabida corbata u otro regalo de compromiso, haciendo
patente el deseo de poder dilatar mi
labor como padre jorobando lo justo, que no es poco. Como epílogo de este día,
no encuentro mejor resumen sobre el sentimiento que despierta la paternidad que
esta canción que Alberto
Cortez escribió a su “hermano” Goyo , ¡que maravilla!
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