Etiquetas

sociedad (169) gastronomía (55) espectaculos (47) deportes (44) religión (41) música (32) fiestas (30) vida (26) recetas (23) obituario (22) sexo (22) salud (20) poesia (19) digo yo (18) donde comer (18) animales (17) televisión (16) excursiones (14) teatro (14) arte (12) cine (12) desastres (9)

viernes, 4 de octubre de 2013

DIAS CHUNGOS


Comienzo a preocuparme, preocuparme de forma seria, estrictamente seria, tiendo a desdramatizar y buscar la válvula de la intrascendencia de las cosas con la finalidad de abrirla, liberando esa presión que en la mayoría de ocasiones nos obcecamos en autoimponernos, en los últimos días no he sido capaz de encontrar motivo de chascarrillo, ¿me estaré volviendo serio?, ¡qué horror!
La fuga de cerebros, como la de ese pedante que se cree entrenador también en Londres y el yerno real que vigila de cerca el capital de la familia, o su confinamiento, como es el caso del financiero mágico del PP, limitan los apuntes burlescos. Los acontecimientos que se han sucedido durante los últimos días no ofrecen ningún resquicio para la sorna, el último, los enésimos y tristes hechos de Lampedusa, señalados por el Papa Francisco que está inmerso en una espiral de declaraciones públicas que dudo favorezcan sus intenciones de limpiar el poder Vaticano, estos golpes verbales solo despiertan las conciencias de los pocos que aun conservamos tal propiedad espiritual, por el contrario pone en guardia a los corruptos.
Entre los nubarrones se asoma un rayito de sol, Carlos Fabra, ese valenciano con pinta de siciliano que al igual que su tótem, el milanese Silvio, parece intocable, todo apunta a que saldrá bien parado ya que es un tío con suerte, al que le toca la lotería sin necesidad de comprar ningún décimo, al menos antes del sorteo.
Otoño tiende a ser una estación lánguida, pero hay que vencer esa tendencia, motivos hay, pues como señala reiterativamente mi admirado Karlos Arguiñano, es época en la que se abre la castaña y crece el nabo, nos prepararemos para echarnos al monte a buscar castañas, de forma furtiva, pues todas las castañas tienen dueña y algunas incluso dueño, pero ¿Quién puede poner puertas al campo?, un pequeño hurto no es tan grave ¿verdad Fabra?, correremos el riesgo y si no, siempre nos quedará comprar un cucurucho a una castañera, pero ese sencillo acto merece una entrada en exclusiva, voy a darle una vuelta, la perspectiva me hace sonreír, ¡fuera los días chungos!

No hay comentarios:

Publicar un comentario