Repasando
programas perdidos, este fin de semana, desde mi ordenador, seguí con atención “El
Convidat” que Albert Om compartió con el Obispo de Solsona, Monseñor Xavier
Novell, que al igual que fue Monseñor Tarancón, uno de sus antecesores en la diócesis,
es ahora el Obispo más joven de España.
Quedé
impresionado por el momento de convicción indiscutible por el que atraviesa el Obispo,
que parece haber dejado atrás la juventud impulsiva para acoger una madurez
meditada, no obstante varios detalles del programa me invitaron a indagar
sobre el interés de los medios por este regente católico, llegando a la
conclusión de que su interés radica en su impopularidad. Monseñor Novell es
impopular porque ha escogido el camino más difícil, el de predicar el Evangelio,
sin imposiciones pero también sin concesiones, lo tomas o lo dejas, ese modo de
actuar hay quien lo define como extremismo. Dicen que los extremos se tocan, también
por los extremos se empieza y se acaba, son mejor las extremidades que permiten
el movimiento y el equilibrio.
Pese a
mi dilatada experiencia como acólito, no he recibido la llamada de Dios con la
intensidad que describe el Obispo de Solsona, pertenezco al pelotón de los tibios
y desencantados, esto no es óbice para que entienda la postura de Monseñor, no
me escandaliza ni me deja indiferente, me da que pensar, ¿será una llamada de Dios
la desazón que siento ante la desgracia tanto propia como ajena?, o es simple humanidad.
Si es lo segundo, compruebo que cada vez hay más animales indignos, si la religión nos
permite retomar la humanidad, bienvenida sea, pero no creo que apelar al
misticismo hoy por hoy sea lo más adecuado, la familia Bárcenas ya es consciente de ello.
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