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viernes, 21 de junio de 2013

EFECTOS SECUNDARIOS, MALES PRIMARIOS


Cuánto daño nos ha hecho pasar del chato de vino a la visita al psicólogo, antes se salía del desánimo tomando un vino en la taberna y haciendo catarsis conversando con el tabernero y otros clientes, se alentaba al niño a estudiar con algún castigo acompañado de algún pescozón, hoy al desánimo se le denomina depresión y se “afronta” visitando al psicólogo.
El psicólogo actúa como tabernero, con la diferencia de que en vez de servirte un chato de vino o un zurito de cerveza, te surte de química psicotrópica que proporciona unos efectos secundarios mucho más nocivos que los causados por los excesos etílicos, para muestra un botón, nuestros presidentes de gobierno, primero fue José Luís que arqueando sus peculiares cejas aseguraba ver surgir brotes verdes en lo que en realidad era un secarral totalmente yermo, ahora es Mariano quien asegura ver una luz esperanzadora al final del túnel, posiblemente a Mariano las pastillitas le afecten algo menos, efectivamente ve luces a lo lejos en ese túnel en que estamos metidos, esas luces son las de la velita que luce en los cascos de los sufridos ciudadanos que siguen picando piedra para ver si consiguen forzar una salida, Mariano lo ve de lejos, muy lejos, no tiene ningún pico en la mano y por supuesto no está dispuesto a arrimarse y ofrecer su esfuerzo y claro, confunde las cosas.
Mientras los brasileños andan cabreados ya que su gobierno invierte más en organizaciones lúdico-deportivas que en la propia ciudadanía, pienso que lo que realmente les cabrea es que España les ha robado el “jogo bonito”, el mundo está cabreado hay manifestaciones reivindicativas por doquier, solo quedan minúsculos remansos de paz allí donde jamás tuvieron nada ya que nada han perdido, curiosamente en esos lugares los psicólogos no existen, no sufren de efectos secundarios pues siempre han vivido cuidando los bienes primarios, los que convertimos los bienes en males primarios ahora sufrimos las consecuencias y además con efectos secundarios.

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