El
pasado miércoles cerró el viejo campo de San Mamés una mítica etapa de 100 años
como catedral del futbol, una catedral que disfruta de los seguidores más
fieles de un equipo sumamente admirado en el universo futbolístico, el Athletic Club de Bilbao.
El Athletic es la esencia del deporte, compite en un
mundo totalmente mercantilizado con gente de la casa, sus jugadores se visten
de rojiblanco con el honor de defender al equipo de su tierra ya que todos son
naturales o descendientes de paisanos de
la zona, jamás dejaron de competir en primera división, siempre luchando hasta
el final para defender el escudo, el dinero que tanto ensucia, últimamente ha
sembrado alguna duda pero la esencia está siempre presente y el respeto por
este Club es indiscutible; yo soy antes que nada un buen aficionado, por
nacimiento me tira el Barça, por corazón la Selección Española, por admiración
el Athletic es mi ejemplo a seguir, para mí es el único Club que representa al
futbol español, pues todos sus jugadores son españoles, la salsa del futbol es el gol y el trofeo al máximo goleador de los campeonatos españoles lleva el nombre del mítico delantero Alhletico Pitxitxi, cuando de niño empecé a
tener interés por este deporte me decanté por ocupar la demarcación de
cancerbero, en primer lugar por mi forma alocada de ser, por mi afán de
protagonismo, por masoquista, y sobre todo porque el gran
“Chopo” José Angel Iribar era la hostia, un tío sobrio, elegante, eficaz, campeón, ganó jugando con la Selección Española la primera Eurocopa demostrando finalmente que era superior al gran mito del momento el soviético Lev Yashin “la araña negra”, Iribar era y sigue siendo mi ídolo y mira que ha tenido enormes competidores, pero verlo salir con 70 años vestido de corto, de negro, con ese porte único el día dela despedida del viejo San Mamés , no me deja ninguna duda, del “Chopo” hasta la muerte.
San
Mamés no muere, se renueva, se seguirá llegando en metro bajando en la misma parada,
San Mamés, los terrenos de la antigua feria de muestras le dejan espacio, buena
señal que el negocio ceda el sitio a la tradición, antes o después del
espectáculo deportivo se podrá seguir tomando “pintxos” y “txikitos” dejándose caer
por Licenciado Poza y aledaños, los cachorros cuidados en Lezama podrán con el
tiempo rugir como leones en el nuevo estadio que hereda historia, carácter y
una parroquia que con el aliento de siempre pronto dará calidez y personalidad
a una grada que por nueva e impecable pueda parecer gélida, San Mamés no son
bloques de cemento, no es verde y cuidado césped, es ilusión y corazón de león,
por eso nunca morirá, ¡Gora San Mamés!
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