No encuentro
mejor modo para alcanzar la independencia, que conseguir cierta destreza en la
elaboración e ingesta de un plato, tan sencillo como representativo, de estas
tierras catalanas. La botifarra amb
mongetes, butifarra con alubias, que diría un buen castizo madrileño.
Foto de restaurantealiaga.com |
Tenemos
que hacernos con una buena brasa y una mejor butifarra cruda a la que
pincharemos la tripa para que empiece a sudar, acostada en la parrilla que
recibe el calor del carbón enrojecido, mientras la luenga y curva carne
embutida se va asando entre vuelta y vuelta, hacemos de un par de tiras de
panceta unos daditos y bien salpimentados los ponemos a freír en una sartén,
cuando estos van soltando su grasa y comienzan a dorarse es momento de añadir
una buena cantidad de alubias cocidas y revolverlas hasta que sequen, impregnándose
con la sabrosa grasa del tocino, pero no en demasía. Teniendo tajada y
guarnición a punto, solo queda servir en un plato o bandeja, siendo aconsejable
acompañarlo con unas rebanadas de pan tostado y restregado con un tomate maduro,
que finalmente remataremos con unos hilos de aceite de oliva virgen, si ya
queremos bordar la fiesta, un buen all i
oli, que no es más ni menos, que una magnífica salsa compuesta tan solo por una pizca de sal, un ajo
machacado en el mortero y el arte de ligarlo con la maza, añadiendo a pocos, ese
oro líquido que nos regala el fruto del olivo; todo esto regado con un tinto
del Priorato o un cava de l’Anoia y
culminado con una copita de ratafía, consigue independizarte de cualquier
pendencia.
Así,
sí, ¡Visca Catalunya! .
No hay comentarios:
Publicar un comentario