Indagué
y me informé, cuanto más lo hacía, más me convencía de quedarme en casa, como
hicieron todos los jugadores profesionales del F.C. Barcelona, catalanes o no,
como hizo su propio presidente, imitando al Honorable que dio prioridad en su
agenda a otros actos, abrió el chiringuito y cuando convenga sacará pecho o se
esconderá entre la ambigüedad.
Muchos,
se tiraron a la vía en tono festivo e irreflexivo, mucho niño, mucho joven,
mucho Barça, ningún protagonista, ningún ídolo. Se hicieron olas en forma de serpenteo
pisando la senyera, fue un acto claro está, festivo e irreflexivo, lo que no
quita que chirríe a quienes respetamos los símbolos; alzando los brazos o
haciendo una flexión con el cuerpo, se hubiera conseguido un efecto similar
evitado pisar la bandera. En la vía todo vale y muchos piensan que nada cuesta,
aunque algo debe de costar pues no se dejaron caer banqueros, ni empresarios de
postín por allí. Otro coste, de momento leve, fue despertar a la bestia, el
asalto en Madrid a la sede cultural catalana por perennes descerebrados y
viendo como una enorme “águila” apartaba de un plumazo al pequeño “periquito” Sánchez
Llibre, me dieron escalofríos; parece que se les ha dado un toque de atención,
no sé si servirá de mucho, pero pienso que es mejor eso que reírles las gracias
y ocultarlos tras un manto festivo y de civismo, pero claro si pisamos nuestra
propia bandera, ¡qué más da quemar otras!, siempre que se haga con una sonrisa en
el rostro todo vale.
Muchos
fueron a la vía, espero que lo pasaran bien y que sigan disfrutando, yo me
quedé con la mayoría y tampoco me tiré a la vía, espero seguir disfrutando
siendo “culé”.
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