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viernes, 6 de septiembre de 2013

SUPERSTICION


Reconozco mi ramalazo supersticioso, si bien guardo ciertas prevenciones, no soy tan  inflexiblemente estricto como para inmovilizarme en ciertas circunstancias que tienen muchas posibilidades de torcerse según las más tradicionales supersticiones, un ejemplo es este blog, que fue inaugurado un 13 de septiembre y por el momento no se atisba desgracia alguna debido a su existencia, si alguien sufre turbación, ofensa u obcecación al hacer uso de él, acháquelo a su fecha de inauguración, jamás culpen a su humilde autor.
Generalmente las supersticiones se tienen en cuenta con el fin de evitar desgracias, hay acciones que conviene evitar y otras que se deben llevar a cabo para contrarrestar los posibles contratiempos, no existe ninguna base científica que demuestre que ciertas cábalas o actuaciones sean causantes de problemas, pero es innegable que son frecuentes las casualidades que hacen coincidir ciertos hechos. Independientemente de que mi signo zodiacal sea cáncer y que sin poder evitarlo el influjo de la luna afecte brutalmente sobre mi estado de ánimo —sin llegar a ser un licántropo, la luna llena gira por completo mi comportamiento racional— o puede que precisamente debido a este hecho palpable, sea que guardo ciertas prevenciones; no me gustan los gatos y menos si son negros, curiosamente ellos si se sienten atraídos por mi persona, son así de diabólicos, procuro evitar el paso bajo las escaleras, pero hay casos inevitables, como por ejemplo cuando se estropea o no hay ascensor, o cuando debo acudir a la despensa y bodega de mi segunda residencia que tiene tan inadecuada ubicación, santiguarse siempre ayuda, además, la ingesta de caldos y viandas posterior termina con todo mal presagio, si en algún momento se derrama la sal, lagarto, lagarto, hay que recogerla de inmediato no sin antes arrojar una ligera cantidad de la sustancia por encima de los hombros, el pan siempre bien puesto sobre la mesa, jamás boca abajo; los paraguas bajo techo no tienen función, así que deben estar cerrados, esa moda de dejarlos abiertos con el fin de que sequen su tela es absurda y temeraria, en casa, al destocarse, hay que poner el sombrero en la percha, sobre una silla o una cómoda, pero nunca sobre la cama, la cama está para otros menesteres, esta debe estar siempre paralela a la puerta del cuarto, de no ser posible renunciad a estéticas y los pies nunca se deben dirigir hacia la entrada de la estancia, pues es bien sabido que los muertos salen con los pies por delante, no demos facilidades, al levantarse o cruzar cualquier umbral es de recibo que el pie derecho se anteponga a su hermano, en caso de amputación la muleta derecha vale; los cuadros siempre rectos, si por desgracia alguno cayera, no busquéis al culpable pero andad con tiento de que él no dé con vosotros y si el cuadro contenía un espejo que al caer se rompió, es momento de encomendarse a Dios; colgar una herradura detrás de la puerta o tocar madera, son medidas preventivas que no hacen daño a nadie, hay otras actitudes que además de ser básicas en cuestión de urbanidad sirven de precaución al supersticioso, como decir “Jesús” o “salud” cuando alguien estornuda y taparse la boca al bostezar, pues  "por puerta abierta, el Diablo se cuela".
Seguiría describiendo muchas más nigromancias que algunos consideran supercherías, yo no digo ni que si ni que no, pero nunca es malo curarse en salud, mejor prevenir que curar, mi porción de sangre gallega me dice aquello de "Eu non creo nas meigas, mais habelas, hainas".

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