Reconozco
mi ramalazo supersticioso, si bien guardo ciertas prevenciones, no soy tan inflexiblemente estricto como para inmovilizarme
en ciertas circunstancias que tienen muchas posibilidades de torcerse según las
más tradicionales supersticiones, un ejemplo es este blog, que fue inaugurado
un 13 de septiembre y por el momento no se atisba desgracia alguna debido a su
existencia, si alguien sufre turbación, ofensa u obcecación al hacer uso de él,
acháquelo a su fecha de inauguración, jamás culpen a su humilde autor.
Generalmente
las supersticiones se tienen en cuenta con el fin de evitar desgracias, hay
acciones que conviene evitar y otras que se deben llevar a cabo para contrarrestar
los posibles contratiempos, no existe ninguna base científica que demuestre que
ciertas cábalas o actuaciones sean causantes de problemas, pero es innegable que son
frecuentes las casualidades que hacen coincidir ciertos hechos. Independientemente
de que mi signo zodiacal sea cáncer y que sin poder evitarlo el influjo de la
luna afecte brutalmente sobre mi estado de ánimo —sin llegar a ser un
licántropo, la luna llena gira por completo mi comportamiento racional— o puede
que precisamente debido a este hecho palpable, sea que guardo ciertas
prevenciones; no me gustan los gatos y menos si son negros, curiosamente ellos
si se sienten atraídos por mi persona, son así de diabólicos, procuro evitar el
paso bajo las escaleras, pero hay casos inevitables, como por ejemplo cuando se
estropea o no hay ascensor, o cuando debo acudir a la despensa y bodega de mi
segunda residencia que tiene tan inadecuada ubicación, santiguarse siempre
ayuda, además, la ingesta de caldos y viandas posterior termina con todo mal
presagio, si en algún momento se derrama la sal, lagarto, lagarto, hay que
recogerla de inmediato no sin antes arrojar una ligera cantidad de la sustancia
por encima de los hombros, el pan siempre bien puesto sobre la mesa, jamás boca
abajo; los paraguas bajo techo no tienen función, así que deben estar cerrados,
esa moda de dejarlos abiertos con el fin de que sequen su tela es absurda y temeraria,
en casa, al destocarse, hay que poner el sombrero en la percha, sobre una silla
o una cómoda, pero nunca sobre la cama, la cama está para otros menesteres, esta
debe estar siempre paralela a la puerta del cuarto, de no ser posible renunciad
a estéticas y los pies nunca se deben dirigir hacia la entrada de la estancia,
pues es bien sabido que los muertos salen con los pies por delante, no demos
facilidades, al levantarse o cruzar cualquier umbral es de recibo que el pie
derecho se anteponga a su hermano, en caso de amputación la muleta derecha vale;
los cuadros siempre rectos, si por desgracia alguno cayera, no busquéis al
culpable pero andad con tiento de que él no dé con vosotros y si el cuadro
contenía un espejo que al caer se rompió, es momento de encomendarse a Dios; colgar
una herradura detrás de la puerta o tocar madera, son medidas preventivas que
no hacen daño a nadie, hay otras actitudes que además de ser básicas en
cuestión de urbanidad sirven de precaución al supersticioso, como decir “Jesús”
o “salud” cuando alguien estornuda y taparse la boca al bostezar, pues "por puerta abierta, el Diablo se
cuela".
Seguiría
describiendo muchas más nigromancias que algunos consideran supercherías, yo no
digo ni que si ni que no, pero nunca es malo curarse en salud, mejor prevenir
que curar, mi porción de sangre gallega me dice aquello de "Eu non creo nas meigas, mais habelas,
hainas".
No hay comentarios:
Publicar un comentario