Si del cerdo
decimos que nos gustan hasta los andares del atún lo podemos cambiar por sus
nadares, el atún es como un cerdo marino, nos ofrece un aprovechamiento casi al
100% de su anatomía y nos da un juego culinario extensísimo, crudo, guisado, asado,
en salazón, en conserva… combina muy fácil con cebolla, tomate, patatas, huevos,
aguacates… ¡la imaginación al poder!, la conserva le abrió muchas puertas de
interior que se aferraban a otra gran estrella marina como es el bacalao.
La rapidez
y sencillez de preparar un manjar con atún lo convierte en imprescindible en
nuestra dieta, abrir una lata de atún en aceite de oliva darle un pellizco a su
contenido y llevárselo a la boca ya es un placer, imaginad si ese contenido lo
emparedamos entre un buen pan untado en tomate combinado con una cebolla tierna
finamente trinchada y previamente macerada con unas gotas de vinagre de Jerez,
una aceitunas deshuesadas y unas tiras de pimiento asado, rematando con unas
anchoas nos proporciona un excelso bocadillo y este es un modesto ejemplo, las
combinaciones son infinitas.
Cada
zona tiene su manera de tratar este manjar y los matices dan personalidad al
plato, un claro ejemplo está en el norte de España el marmitako
vascongado, es similar al más sencillo pero no menos sabroso sorropotún cántabro,
como siempre la clave del éxito está en la calidad de las materias primas y de
esto en España aún podemos gozar.
Animo,
dadle al atún a la imaginación y a disfrutar que por si fuera poco aportareis
al organismo una buena dosis de omega-3. Salud.
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