La música
se oye, se escucha pero sobre todo se siente, si una pieza musical no despierta
ningún sentimiento los artistas que la crean o la transmiten difícilmente podrán
vivir de su arte, pero son muchos los músicos que vivieron y aún viven gracias
al mecenazgo, aunque son menos los que triunfan y perduran en el tiempo consiguiendo
despertar el sentimiento de la gente superando las modas, las tendencias e incluso la barrera del idioma.
Actualmente
parece ser que la música está acorde con los tiempos, productos de rápida caducidad,
bajo coste y calidad. Por suerte los viejos melómanos podemos seguir
disfrutando de aquellos prolíficos tiempos pasados, a colación de aquellos
tiempos me encuentro con una curiosa noticia referente al otrora popular cantautor
valenciano Raimon, que entre las décadas de 1960 y 1970 gozó de un gran auge
recuperando la figura de los trovadores que comunicaban preferentemente con el
vulgo; ahora conmemora su 50
aniversario en los escenarios catalanes con una mini gira de conciertos por
cinco universidades europeas, finalizando el 30 de Noviembre con una actuación
en el Gran Teatre del Liceu de Barcelona, lugar emblemático de la burguesía catalana,
estos actos están impulsados por la consellería de cultura de la Generalitat de
Catalunya y l’institut Ramon Llull, los años no pasan en balde y Raimon ya está
hecho todo un juglar, que por estipendio canta y recita sus anteriores trovas
para recreo de los magnates.
Me encanta
su canción de bandera “al vent”, pero
ahora tengo la sensación de que todo se va a tomar viento.
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