La pérdida
de tiempo en reprobar, juzgar, reprimir y redimir a los homosexuales me parece por
lo menos escandalosamente inútil, cada cual puede ejercer su sexualidad como le
venga en gana siempre que lo haga desde el respeto y de este modo pueda ser
respetado, Don Camilo José Cela lo expresaba con claridad “que hagan lo que
quieran, mientras a mí no me den por culo” y lo dejó suscrito en “la
donación de mis órganos…” , no creo que nadie pueda sentirse ofendido por
esta opinión, no es una condena, solo una constatación de que nuestra tendencia
no es la homosexualidad y allá cada cual con el uso de sus atributos. Puede que
alguna palabra como maricón se considere ofensiva, pero lejos de ofender lo que
se pretende es enfatizar lo que no nos gusta practicar para de este modo no
dejar ninguna duda.
Si
desean llamar matrimonio a una unión entre ambos que así sea, se rectifica en
la RAE y santas pascuas, según el diccionario matrimonio también es un plato
que se hace de arroz blanco y habichuelas guisadas y a ningún católico le
parece mal. Dejémonos de menudencias y volquémonos en temas realmente cruciales
porque ya empiezo a estar harto de que me violen continuamente.
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