Dibujo de Leonardo da Vinci |
El cambio
en cuanto a periodos de edad en los ciclos de la vida es sin duda un factor a
tener en cuenta en el proceso de crisis económica que vivimos en la actualidad,
la sobreprotección familiar hacia los jóvenes y la desconfianza en la veteranía
del mercado de trabajo nos lleva a una reducción del periodo de madurez
(periodo altamente productivo) en casi 2/3 de lo que fue entre finales del siglo
XX y principio del XXI, actualmente podemos ver “jóvenes” de 40 años o más
perfectamente anclados en los domicilios paternos que con suerte continúan su
formación y “viejos” que superan
escasamente los 50 años resignadamente anclados en el paro ya que la mayoría de
las escasas ofertas de empleo cortan la selección sobre los 45 años, si
añadimos las escandalosas prejubilaciones y los penosos contratos basura de los
que disfrutan los sufridos empresarios para contratar jóvenes, obtenemos una clara
consecuencia, la madurez pasa de estar situada entre los 30 a los 60 años a
estar actualmente entre los 40 a los 50 años y con tendencia a redurcise.
Las
consecuencias de este cambio no son nada halagüeñas, nuestra sociedad “evolucionada”
envejecerá de forma prematura subsistiendo en el mejor de los casos gracias a
la previsión propia o de nuestros antecesores, condenando a la juventud a no
gozar de la responsabilidad de la recreación dejando tan hermosa tarea a
sociedades que han tenido la suerte de no entrar en este bucle de
autodestrucción, la solución, si es que consideramos que hay que solucionar
algo, está en mirar para atrás para poder seguir hacia delante, dar valor
exclusivo a lo vital desmontando a todo y todos los que viven de lo superfluo,
evidentemente esta decisión requiere de esa madurez cada vez más escasa.
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