Vuelve el
cuento de nunca acabar, Israel ataca a sus molestos vecinos y estos vecinos contraatacaran en la medida de sus
posibilidades (generalmente terroristas) para vengarse, aquí no hay buenos y malos, hay malos y malísimos además
en ambos bandos, incapaces de entenderse dialogando para que las buenas gentes
de sus pueblos puedan vivir en paz.
El
pueblo judío siempre se ha vendido como “víctima” incomprendida de este mundo,
un victimismo tremendamente rentable, las grandes fortunas del mundo son en un
alto porcentaje judías, aunque los árabes tampoco se quedan mancos. Jamás una
diáspora ha sido más rentable que la judía, siempre manejando los hilos del
poder mediante el control de los negocios de mayor calado, actuando desde la
sombra y alimentando su papel de parias y perseguidos; no quiero entrar en el
holocausto y la permisividad de quienes consintieron que tal barbaridad
alcanzara esas dimensiones, ante un hecho así era obligatorio un punto de
inflexión un análisis real del porque y por cuanto, pero fue más fácil terminar
por la vía rápida y señalar al difunto ejecutor junto a sus secuaces sacando de este modo mayor rentabilidad económica y emocional.
Lo siento
pero no puedo sentir lástima por un pueblo egoísta e inflexible, incapaz de
entender que si desde siglos siempre fueron señalados por algo será. Que tengan
mucha suerte y ojalá encuentren algún día la paz interior que les lleve a la
paz definitiva.
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