Llegan las
fiestas más familiares, Noche Buena, Navidad, Sant Esteve (para los catalanes),
fiestas donde los niños son los grandes protagonistas, ellos llenan las casas
de alegría con su inocencia, vitalidad y ganas de vivir el momento, pero ¿y si
no hay niños?
Los niños
crecen ya pasan de los veinte, algunos de los treinta y no se animan a llenar
la mesa de sustitutos de los insustituibles que ya nos dejaron removiéndonos la
nostalgia, falta el bullicio, el principal motivo para sacar las tapas de las
ollas y usarlas como platillos musicales, de darle al almirez de bronce, mármol
o madera de boj, a la botella de anís para rascar con algún cubierto, de sacar vivarachas
panderetas y roncas zambombas, de cantar esos villancicos fatal pero con mucho
ánimo, de reír y reír hasta llorar de risa, falta el motivo y el motor,
acabaremos llorando sobre gratos recuerdos y no quiero, quiero mirar hacia delante
sacaré el payaso que me acompaña, me convertiré en niño, avergonzaré a toda la
familia sobre todo a esos jóvenes acojonados que no se lanzan a llenarnos de
alegría con nuevos miembrecillos, y al final disfrutaremos porque son fechas
para disfrutar y me da la gana de que disfrutemos.
Pasadlo
bien, tened mesura y feliz Navidad.
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