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miércoles, 5 de diciembre de 2012

¡FUERA EL MAL ROLLO!


Ya tenemos encima el puente de la Purísima Constitución, tan español, dos fiestas alternas puestas a huevo para hilar unas pequeñas vacaciones sumamente necesarias como antesala de la Navidad, en esta ocasión noto un cierto desasosiego, un falso pudor, un mal rollo por tomarse unos días de asueto “con la que está cayendo”, que nadie se sienta mal, sembrar en yermo es perder la semilla, es momento de parar, labrar y dejar en barbecho antes de volver a abonar y sembrar para recoger nuevos frutos, esto requiere su pausa, medir los tiempos y tener paciencia sin caer en desazón ni intranquilidad.
Disfrutad el momento aunque parezca que no pueda ser disfrutado, siempre hay un motivo para reír aunque el alma esté triste, es cuestión de pararse a pensar de buscar un motivo que curiosamente nunca es material. Me vienen a la memoria los callos de Noche Buena, pensaréis ¿callos en Noche Buena? pues sí, mi suegra los hacía y eran el plato estrella de la noche, excepto en una ocasión hace ya unas décadas en que catamos una lata de caviar iraní regada con una botella de Dom Pérignon, nos supo a gloria sobre todo a mi suegra y a mí y no solo por el producto que era excelente, sino por el modo en que llegó a nuestra modesta mesa tan lujoso género. El caviar fue obsequio de un ingeniero persa, refugiado en Barcelona tras la revolución que encumbró  al poder al Ayatolá Jomeini  y al que mi suegro ayudaba, en la medida de sus posibilidades, facilitándole algunas chapucillas que solicitaban los vecinos del edificio en el que mi suegro trabajaba como portero, el champán vino como consecuencia de los exagerados obsequios de empresa que por aquellos tiempos se hacían; la combinación de ese champán regalado sin esfuerzo por una empresa gracias a los insultantes márgenes comerciales de la época y de ese excelente caviar regalado con el corazón sincero y agradecido de un inteligentísimo refugiado en horas bajas, dio como resultado un momento mágico imposible de olvidar, pero después comimos los callos.
Es tiempo de callos y aunque solo sea por recordar con alegría y añoranza a quien tanto lo merece, jamás faltarán en mis cenas de Noche Buena. Buscad el motivo para disfrutar que no es cuestión de dinero, compartid aunque solo sea un buen recuerdo sonreír juntos es un acto simple de nobleza, buen puente y buen rollo.

1 comentario:

  1. ¡Qué bonito! La verdad es que no tengo puente. Tengo una chinata, pero no importa voy a disfrutar al máximo del tiempo libre.
    Este blog está cada día mejor.

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