Parece
que hoy toca comentar “los Goya”, yo paso, lo dejo para otro día pienso que hay
otra actualidad más acuciante, pero para ilustrar el tema haré un guiño a ese
cine español del siglo pasado tan injustamente defenestrado y tan infinitamente
más comprometido, es lo que tienen las libertades que convierte la
reivindicación en tibia y vulgar.
Vuelve a
tomar fuerza la situación de los desahucios, se refriega en los medios coyunturas
desesperadas y extremas, exponiendo consecuencias y pasando de puntillas
por las causas que han conducido a tales desmanes.
A nadie
con un mínimo de sensibilidad le es indiferente la desgracia ajena, pero el
problema de la vivienda no es nuevo, recomiendo repasar la película “El pisito” que data de
1959 para comprobar la nula evolución de parte de la sociedad en este aspecto,
siempre existirán dependientes que por suerte son una minoría y pobres medianamente honrados que, también afortunadamente, somos una mayoría que seguimos soportando el
continuo agravio comparativo, nadie solventa nuestros problemas, nadie paga
nuestras facturas, nadie zanja nuestros compromisos, no protestamos por falta
de tiempo ya que lo ocupamos en luchar a diario para cumplir con las obligaciones
contraídas, no tenemos suerte pero si invertimos esfuerzo y ganas para
simplemente vivir, si pidiéramos ayuda o que nos devolvieran el dinero de los
prestamos ya pagados nos tacharían de locos inmorales, no sé si con razón, pero me
aferro a esa misma razón para no dar excesivas facilidades a quienes echaron a
correr antes de saber andar confiando en que ya vendrá quien les saque las
castañas del fuego.
Me siento
defraudado, cada vez más defraudado, espero que todo este proceso no me incluya
en los eternos dependientes, pero quien sabe puede que si entro me encuentre a
gusto.
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