He tenido
dudas sobre la conveniencia de tratar este tema de los sobresueldos, sobre todo
por aquellos que confunden opinión con juicio, que son capaces de sentenciar
gracias al análisis ajeno que unen a la incapacidad de tener pensamiento propio,
¡que les corten la cabeza!
Los
sobresueldos son práctica habitual, sobre todo cuando se dispone de dinero
abundante y de fácil consecución, ahora nos parece obsceno, cuando teníamos el
bolsillo calentito no solo no nos preocupaba, sino que si teníamos oportunidad
de participar lo hacíamos sin reparo; somos muchos los que hemos tenido en
nuestras manos sobresueldos y dinero negro, una cosa trae la otra, disfrutando de sus beneficios con
total impunidad, no todos lo aceptábamos para enriquecernos, algunos lo necesitábamos
para poder cuadrar las cuentas, es aquí donde está el matiz, la disculpa, la
diferencia entre el malo y la “víctima”, sí, la víctima, aquellos que recibimos
dinero inconveniente a la vez que conveniente, pactado con un pagador que
generalmente es el más beneficiado del trato, aquellos que consentíamos y que
poco a poco fuimos pasando de victimas a malos y ya siendo malos, aunque en la
categoría de menos malos, dejamos de tener fuerza moral para señalar a los más
malos.
¡Vaya lio!, ahora las cosas están feas, hay
que buscar culpables, ya no me afeito a diario por no mirarme en el espejo, perdería
fuerza reivindicativa, como opinar es gratis opino que la mayoría de los
políticos son unos canallas, no por cobrar sobresueldos, si por malgastarlos y
no ser capaces de hacer bien su trabajo, pero… ¿saben cuál es su trabajo?
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