Parece
que se confirma el “fallo humano” como detonante de esta masacre, yo como
católico, hoy, me sumerjo en la duda y lo considero un error Divino ¿por qué, Dios,
nos envías dolor el día del Santo Patrón?
Ayer
como siempre compré los ingredientes para elaborar la coca de chicharrones con
que celebrar la verbena de Santiago, no sé porqué pero no la hice, se me
hubiera atragantado; conforme me fueron llegando las noticias, venían a mi
mente recuerdos trágicos, recientes, de hombres que volvían a matar en nombre
de un Dios, trenes y muerte, el triste recuerdo de Madrid, la fecha y el lugar,
Santiago, hace siglos el Apóstol mata moros se bañaba en sangre en nombre de
Dios, hoy se ahoga su fiesta en sangre inocente, el presagio, por suerte se
difumina, el resultado, por desgracia, es similar.
El
fallo humano se baraja como principal causa de este horror, si es cierto que se
triplicaba la velocidad máxima permitida lo siento pero no admito que se
califique el hecho como fallo, ni siquiera como imprudencia, es una inconsciencia
no de un hombre, de dos, pues dos son los maquinistas que para su desgracia han
salvado sus vidas, matando a su vez a decenas de viajeros que confiaban en su
profesionalidad; siempre defendí al ser humano sobre los automatismos
mecánicos, estos tipos me hacen callar con un enorme bofetón en la boca.
La
plaza de Obradoiro aparta la fiesta y honor para dar paso al llanto y dolor,
hoy Dios no ha sido justo, ahogado en un mar de dudas busco consuelo y solo lo
encuentro rezando por esas almas que en su gran mayoría no tuvieron ni la
oportunidad de realizar su último acto de contrición, espero que este Dios del
que en estos momentos dudo, sea magnánimo y escuche mis oraciones que
fervorosamente desean que estos Santos Inocentes descansen en paz.
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