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domingo, 14 de julio de 2013

MADRECITA MARIA DEL CARMEN


Recopilando información sobre el viaje que mañana comienzo por tierras del Alto Tajo, me encuentro con la sorpresa de que también tierra adentro, en Molina de Aragón, se celebra por todo lo alto la festividad de la marinera Virgen del Carmen, viviremos la fiesta con especial emoción aflorará el recuerdo de mi suegra Carmen, nacida también tierra adentro en la localidad cordobesa de Baena, pero con nombre marinero y vida mediterránea.


Su duelo sigue latente, imagino que los duelos guardan relación con la grandeza del finado, Carmen desde su sencillez se hizo imprescindible, siempre decía “el que va a un entierro y no bebe vino, le viene el suyo de camino”, el día de su entierro haciéndole caso bebí un trago de vino de su tierra, me pareció un vino amargo portugués, ese día todo fue amargo una amargura que perdura, era la Mamma mediterránea, su mayor placer era ver reunida a toda la familia alrededor de la mesa, de una mesa que ella atendía con devoción, ¡qué complicado resulta en su ausencia reunir a la familia!, era como decimos en Cataluña “el pal de paller”, ese palo central que aglutina a su alrededor un montón de paja manteniéndola compacta y que se desmorona en cuanto el palo desaparece, ahora que no está físicamente todos vamos despistados, unos más que otros, imagino que también en esto hay alguna relación, cuanto más disfrutamos de ella mayor es el desconcierto actual, existe un líder indiscutible en este campeonato, todo un campeón, el abuelo.
Nos dejó un testigo que ella llevaba de forma grácil y liviana, un testigo que torpes de nosotros no sabemos manejar y nos pesa toneladas, en su compañía todo parecía sencillo, natural, ahora toca seguir lidiando con la vida a sabiendas que un toro negro zaino se llevó por delante al mejor de nuestros subalternos, estamos agazapados, cagados, parapetados tras el burladero sin atrevernos a salir pues sabemos que nos falta quien nos eche un capote en los lances complicados, hoy me atrevo a salir a los medios y brindar montera en mano este desasosegado recuerdo, ¡va por ti, Carmen!
Lloramos su ausencia con lágrimas egoístas, nos hubiera gustado seguir gozando de su presencia, seguir exprimiendo su bondad, también son lágrimas desesperadas que nos delatan un insuficiente cariño, una escasa atención durante su vida, vano reproche, ella partió sin equipaje, no guardaba nada para sí lo poco que recibía rápidamente lo compartía con quien lo necesitaba, de modo ecuánime, con inteligente equilibrio, sacaba de dentro lo puntualmente necesario como hacía Mary Poppins en el cuento, con un poco de azúcar… nos parece que se fue demasiado pronto pero no somos quién para medir el tiempo en que pasó a tener un merecido y placentero descanso eterno, su enfermedad era dura aunque su valiente disposición nos engañara e hiciera concebir falsas esperanzas, lloramos con unas lágrimas traicioneras que apagan cualquier pequeña llama que ilumine, aunque sea de forma tenue, una esperanza dentro de este agujero negro en el que estamos sumidos, no podemos contener las lágrimas pese a saber cuánto daño le hacía vernos sufrir, pero nos falta su fuerza su sabio consejo, su aliento, estamos definitivamente huérfanos.
Los lazos de sangre no suponen un cariño obligatorio, el cariño y el respeto se ganan día a día igual que se pierden del mismo modo, entiendo a aquellos que no han superado el duelo, yo me encuentro entre ellos, me gusta aderezar con música mis insulsos relatos y hoy tengo un amplio abanico de posibilidades, desde el madrecita Mª del Carmen de Manolo Escobar con que titulo esta entrada, pasando por la Salve marinera con que la Armada y la flota pesquera honran a su Madre protectora, o todo un libreto de ópera que musicó con notable éxito Georges Bizet, hoy me quedo con  Volver a verte  interpretado por José Manuel Soto, esta hermosa canción describe con bastante exactitud mi sentimiento.
 El martes volveremos a llorar desde un enternecedor recuerdo, perdónanos por tenerte presente con lágrimas en vez de con sonrisas como a ti te gustaría, todo llegará a su debido tiempo, pero es tan difícil enfundarse el delantal y obrar con alegría a tu imagen y semejanza, ¡somos tan torpes!, pero todo llegará, tu ejemplo y nuestro cariño nos obliga.

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