Esta semana
de pausa ha sido tranquila, permitiéndonos conocer unos parajes ariscos pero a
su vez accesibles y despertando múltiples temas sobre los que comentar que iré
dejando caer por este blog.
Casualmente
o no, no creo mucho en la casualidad, nuestra morada en el minúsculo pueblo de Castilnuevo
tiene como nombre “La Insula” a colación de
que al parecer don Miguel de Cervantes escribió durante un retiro en esta
población el capítulo de La Insula de Barataria del Quijote, Cervantes no es
para mí un escritor de referencia, intuyo que si en su época hubiera tenido la
oportunidad de realizar entrevistas televisivas para la posteridad, ocurriría
lo que me pasa con Antonio Gala del que prefiero su conversación, la cual me
embelesa, antes que su obra literaria que no consigue seducirme; escribir en
Castilnuevo debe ser fácil — digo debe pues pese a llevar en el equipaje un
bolígrafo no tomé ni un solo apunte— en la actualidad no creo que disponga de
más de una decena o veintena de habitantes, yo no vi más de diez, nuestro
apartamento era limpio, amplio, funcional, como nada es perfecto tiene el
defecto de que en cuanto abres ventanas las pesadas moscas se empeñan en
hacerte compañía y al estar en tierras de cazadores, armado con una eficaz
paleta me entretengo cazando los fastidiosos insectos, trabajo vano ya que
cuanto más mato más parientes vienen al entierro, la solución final fue fumigar
con insecticida como un vulgar nazi y dejar las ventanas cerradas pues la
suavidad del clima así lo permitía, fuera de esta anécdota el lugar es ideal y
lo recomiendo, permite recorrer con justos desplazamientos toda la comarca del
Alto Tajo, dejando tiempo para realizar cómodas incursiones por las vecinas
provincias de Zaragoza, Teruel y Cuenca que a su vez forman parte del amplio
Maestrazgo.
Me sorprendió,
gratamente, el escaso bullicio y la casi nula circulación de vehículos por la
carretera incluidos los desplazamientos de ida y vuelta a Barcelona, puede que el
escoger el lunes en ambos casos fuera un acierto, no obstante en las diferentes
visitas por la zona apenas nos cruzamos con visitantes como nosotros y pocos
eran los paisanos con los que poder departir, esta baja demografía es consecuencia de la escasa oferta
de servicios, sobre todo gastronómicos, de la que no goza el territorio, la
gran beneficiaria de esta situación fue nuestra perra “India” que campó a sus
anchas y como es habitual causó sensación entre los escasos habitantes, pero
esta y otras vivencias se irán desgranando en posteriores entradas, ahora toca
ordenar imágenes, crear un nuevo álbum de Hofmann y volver a disfrutar esta
semana tranquila.
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