Una vez
más gracias a la 2 de RTVE pude justificar el acto de activar el televisor en
verano, ofrecieron el programa de RAI 1 con la retransmisión del concierto que conmemoraba los
100 años de ópera en el anfiteatro del Arena de Verona,
ofreciendo a su vez un nuevo homenaje al enorme Luciano Pavarotti.
Los
mitos como Luciano, sin querer, se lo ponen difícil a grandes cantantes como es
el caso de Andrea Bocelli, protagonista junto con Placido Domingo del
concierto, Andrea pese a estar digno no consiguió lo que conseguía el gran
Pavarotti, erizarme el vello y abrir mis lacrimales, en los duetos con Placido
se puso en evidencia que Bocelli es un gran cantante al que le falta algún
escalón para alcanzar la categoría de divo; si consiguieron arrancarme algún
suspiro Lana Kos y María José Siri, francamente magistrales, el sexteto de
tenores de la fundación Pavarotti cantando “Oh sole mio” se lo podían haber
ahorrado, aseguro que cualquier otxote vasco es capaz de mejorar esa
interpretación y con dos componentes más, pero sin duda los mejores do de pecho
los dio Antonella Clerici presentadora del concierto, palabra de honor.
Antonella
luciendo un atrayente y realzante palabra de honor
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La ópera,
como cualquier espectáculo musical, está hecha para paladear en vivo más
teniendo en cuenta que aquí el principal instrumento es la voz, el más bello y
perfecto de los instrumentos, en este tipo de representaciones brillan no solo
los cantantes/actores, también luce el público, que participa con una
representación paralela exhibiendo las que a su criterio son sus mejores galas,
en una representación operística hay muchos tiempos muertos que incitan a
desviar la mirada del escenario hacia la platea con el avieso fin de criticar
con fundamento durante los descansos, son representaciones largas donde abunda “la
paja”, la función de las oberturas siempre he pensado que son un pequeño
catálogo iniciatico de prevención para que el espectador permanezca atento y se
apoye en el libreto con el fin de no perderse las verdaderas perlas que
contiene toda representación; Pavarotti consiguió popularizar el “bel canto”,
ofreciendo junto con Domingo y Carreras conciertos que contenían tan solo
collares de perlas, donde poder asistir con un atuendo digno a la vez que
cómodo, atuendo de “cla”, donde se disfruta autentica y relajadamente del
espectáculo, ver el aforo del Arena (unos 30.000 espectadores) repleto, es una
de las consecuencias de los tres tenores, trabajo bien hecho.
Espero
ávido las nuevas generaciones de tenores, ya que pasamos de nadar en la
abundancia, a los ya mencionados hay que añadir los inolvidables Alfredo
Kraus y Joan Aragall, a tener que conformarnos con simplemente buenos
cantantes, parece que corren mejores tiempos para la mujer, pues en cuestión de
sopranos hay mucho donde escoger, propongo la formación de las tres
sopranos, de éxito asegurado con o sin palabra de honor.
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