En
verano es normal dormir con las ventanas abiertas, los vecinos del parque de la
Guineueta lo tenemos difícil, bien entrada la madrugada es frecuente que un
insensato se ponga a berrear en pleno parque y a pleno pulmón dando al traste
con el descanso de la mayoría de los vecinos que preferimos entregarnos a
Morfeo mientras no luce el sol.
El estridente
cantor, goza de un limitado y variopinto público que animado por la generosa
ingesta de sustancias estimulantes, intensifican el alboroto; siendo sus actuaciones
más frecuentes que puntuales, la lógica nos diría que la vigilancia de las
fuerzas del orden debería incrementarse, lejos de ello, se hacen los remolones
y ante la llamada de algún vecino —mi esposa por ejemplo— para que cumplan con
su labor, tienden a excusarse, por no decir escaquearse, alegando que tienen otros
menesteres más acuciantes que atender, de vez en cuando y sin prisas acuden, supongo
que para cubrirse las espaldas con un amplio informe, ¡que importantes son los
informes!, ¡Cuánto tiempo invertido en papeleo para ocultar la ineficacia!, no
los exculpo, pero comprendo que ante las diferentes presiones de sus superiores,
solo rindan en su trabajo según conveniencia o instrucciones de optimizar el
servicio, dando prioridad o exclusividad a las actuaciones de rentabilidad
económica o política. La otra noche, al ser despertado por el disonante canto seguido
del respectivo jaleo, me levanté a miccionar, mientras caía el chorrito estaba defecándome
mentalmente en los progenitores del coplero, por varias razones, por no haber
sabido educarlo, ni a su persona y mucho menos su voz y por no saber
controlarlo, aunque comprendo que aguantarlo en casa debe ser todo un suplicio;
al terminar la necesidad y mientras sacudía las últimas gotitas, me asomé por
la ventana viendo como una familia sujetaba a uno de sus miembros que
blandiendo un cuchillo jamonero se disponía a adentrarse en el parque con
aviesas intenciones, por suerte consiguieron contenerlo; no hace mucho se
publicó la noticia de un niño que no conocía la canción de Serrat, esa que
insta a dejar de joder con la pelota, un enajenado le soltó una carga de plomo
con su arma de fuego al no soportar más los botes del balón acompañados de los
grititos del infante, cualquier día la Guineueta también saldrá lamentablemente
en las noticias.
Echo de
menos la figura del sereno, que con su gorra y su bastón era capaz de mantener
el orden nocturno, claro que tenía además otras herramientas como la ley de
vagos y maleantes con el agravante por nocturnidad, no hay mandamás en la
actualidad que no se precie de haber pisado la cárcel por esa ley u otra
similar, así nos va, algunos comienzan a volver al redil, espero que el proceso
se agilice y pronto estén todos ocupando de nuevo los aposentos que jamás
debieron abandonar, de este modo los funcionarios que deben velar por el orden,
entre el que figura el descanso de los vecinos, dejarán de contestar cuando se
les apremia, con evasivas como la de “recoja usted firmas y preséntelas en el
ayuntamiento”, que es una forma diplomática de decir no me toque los cojones
ciudadano, que para lo que me pagan...
Para
finalizar un consejo para el Bardo de la Guineueta, tu arte es similar al del
famoso Asurancetúrix del poblado galo de Asterix y Obelix, teniendo tan cerca
Collserola donde solo pernoctan los ocupas de Can Masdeu y una abundante
colonia de jabalíes, que el ayuntamiento lucha por ahuyentar, hagámonos un mutuo
favor, desplázate un poquito, desgañítate en el monte y de paso, aleja a los
gorrinos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario