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martes, 27 de agosto de 2013

UN BARDO EN LA GUINEUETA


En verano es normal dormir con las ventanas abiertas, los vecinos del parque de la Guineueta lo tenemos difícil, bien entrada la madrugada es frecuente que un insensato se ponga a berrear en pleno parque y a pleno pulmón dando al traste con el descanso de la mayoría de los vecinos que preferimos entregarnos a Morfeo mientras no luce el sol.
El estridente cantor, goza de un limitado y variopinto público que animado por la generosa ingesta de sustancias estimulantes, intensifican el alboroto; siendo sus actuaciones más frecuentes que puntuales, la lógica nos diría que la vigilancia de las fuerzas del orden debería incrementarse, lejos de ello, se hacen los remolones y ante la llamada de algún vecino —mi esposa por ejemplo— para que cumplan con su labor, tienden a excusarse, por no decir escaquearse, alegando que tienen otros menesteres más acuciantes que atender, de vez en cuando y sin prisas acuden, supongo que para cubrirse las espaldas con un amplio informe, ¡que importantes son los informes!, ¡Cuánto tiempo invertido en papeleo para ocultar la ineficacia!, no los exculpo, pero comprendo que ante las diferentes presiones de sus superiores, solo rindan en su trabajo según conveniencia o instrucciones de optimizar el servicio, dando prioridad o exclusividad a las actuaciones de rentabilidad económica o política. La otra noche, al ser despertado por el disonante canto seguido del respectivo jaleo, me levanté a miccionar, mientras caía el chorrito estaba defecándome mentalmente en los progenitores del coplero, por varias razones, por no haber sabido educarlo, ni a su persona y mucho menos su voz y por no saber controlarlo, aunque comprendo que aguantarlo en casa debe ser todo un suplicio; al terminar la necesidad y mientras sacudía las últimas gotitas, me asomé por la ventana viendo como una familia sujetaba a uno de sus miembros que blandiendo un cuchillo jamonero se disponía a adentrarse en el parque con aviesas intenciones, por suerte consiguieron contenerlo; no hace mucho se publicó la noticia de un niño que no conocía la canción de Serrat, esa que insta a dejar de joder con la pelota, un enajenado le soltó una carga de plomo con su arma de fuego al no soportar más los botes del balón acompañados de los grititos del infante, cualquier día la Guineueta también saldrá lamentablemente en las noticias.
Echo de menos la figura del sereno, que con su gorra y su bastón era capaz de mantener el orden nocturno, claro que tenía además otras herramientas como la ley de vagos y maleantes con el agravante por nocturnidad, no hay mandamás en la actualidad que no se precie de haber pisado la cárcel por esa ley u otra similar, así nos va, algunos comienzan a volver al redil, espero que el proceso se agilice y pronto estén todos ocupando de nuevo los aposentos que jamás debieron abandonar, de este modo los funcionarios que deben velar por el orden, entre el que figura el descanso de los vecinos, dejarán de contestar cuando se les apremia, con evasivas como la de “recoja usted firmas y preséntelas en el ayuntamiento”, que es una forma diplomática de decir no me toque los cojones ciudadano, que para lo que me pagan...
Para finalizar un consejo para el Bardo de la Guineueta, tu arte es similar al del famoso Asurancetúrix del poblado galo de Asterix y Obelix, teniendo tan cerca Collserola donde solo pernoctan los ocupas de Can Masdeu y una abundante colonia de jabalíes, que el ayuntamiento lucha por ahuyentar, hagámonos un mutuo favor, desplázate un poquito, desgañítate en el monte y de paso, aleja a los gorrinos.  

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