Oficio,
sus labores, en Cataluña el título es de mestressa de casa, maestresa en
castellano, sin ser título nobiliario, sí que es noble además de acertado. La
RAE define el vocablo como dueña, señora, su etimología es más contundente y
afinada, proviene de maestre, del latín magister,
que deriva a maestro, labor y grado principal que tiene la potestad de regir,
organizar e instruir.
En Cataluña,
como en cualquier parte del mundo que se guie por lo fundamental, lo rural, lo auténtico,
la mestressa fue, es y será la base en la que se ampara la familia y en
ocasiones, alguien más, que sin ser de la familia, es acogido como tal, sin esa
figura infinitamente más decente que docente, opacamente meritoria, el desarrollo
digno de la estirpe se vería severamente menguado. Me acojo al deficiente sistema
de la antigua Roma donde imperaba el pater
familias, o la figura del patriarca de la comunidad gitana, para
reivindicar el acierto meritorio de que la mujer ostente el mando y a su vez
alabar la precisión nominativa que los catalanes tenemos con nuestras
maestresas.
Con el riesgo de ser considerado machista, algo totalmente cierto visto desde un prisma feminista, propongo que dejemos
las labores menos sutiles para el sexo masculino, y encomendemos al “sexo débil”
el necesario equilibrio que generación tras generación siguen aportando estas
autenticas magister.
Obra de http://anateresafernandez.com/ |
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