Disfrutando en el Bellos, agosto de 1997 |
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En Labuerda comer en la fonda Carrera es todo un
espectáculo, aunque no es fácil primero porque siempre está a tope, después porque
cuando en los banquetes finos pusieron de moda servir un sorbete ente platos,
aquí te sirven un entremés con embutidos de la tierra capaz de saciar por sí
solo al mismísimo Carpanta, si vais, ese día no desayunéis haced mucho
ejercicio y listo.
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Al ladito en San Vicente de Labuerda, está el Merendero
Garcés de grato recuerdo para vuestro tío Pepe, una ensalada y chuletillas
a la brasa, puede que alguna longaniza y algo de ajo-aceite, buen vino y nada
más, ni menos.
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En Escalona, está el Hotel Arnal, antes fonda, entonces tenía
mayor encanto ahora puede que sea más cómodo pero para mí es más frio, hacerse
viejo es lo que tiene que añoras las vivencias de lo original y comparas con lo
nuevo que casi siempre sale perdiendo. Aquí tienes la ruta para llegar al río,
coge el desvío hacia el Cañón de Añisclo y enseguida hacia la izquierda la
carretera para Muro de Bellos, en cuanto pases el puente aparca “y a bañate”.
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No es fácil subir hasta el Pueyo de Araguás, pero es que allí está el
restaurante El
Plano donde Mª Angeles y Donato te atienden, ¡qué importante es atender!, Mª
Angeles no podía tener un nombre más revelador pues cocina como se llama y que
decir del entorno, subid con reserva y sin prisa, comed/disfrutad con calma y
bajad cuando la digestión esté hecha, para ayudar podéis acercaros a San
Victorián cuna del Reino de Aragón.
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Si os acercáis a Bielsa, es obligado comer en Casa
Paco regentada por una extraña y eficaz pareja que ofrecen una muy buena
cocina española y francesa complementada por un insuperable servicio de sala,
bueno, de salita ya que el lugar es pequeñito aunque la última vez ampliaron
gracias a una terraza cubierta justo en frente del restaurante.
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Puestos a recomendar la traca final está en Lecína de Bárcabo, tampoco
es fácil llegar pero podéis refrescaros en el río Vero y sobre todo disfrutar
de los manjares que ofrecen en La
Choca, llamad antes, acordad fecha y hora, puede que seáis los únicos
clientes del día pero no os defraudaran, con una calma mística os irán recitado
platos tan sencillos como excelsos, solo escuchar ya activa la salivación, solo
recordar mis tripas se remueven con nostalgia, después muy poco a poco irá llegando la magia,
la pena es que se perdió el remate, el abuelo del pueblo que destilaba el orujo
murió llevándose consigo su fórmula magistral, "jodio agüelo, cagonlá".
Pero siempre
nos quedará Colungo, célebre por sus destilados y una obligada visita por
Alquezar y visitar algunas bodegas por Barbastro, ya en pleno Somontano y comer
o cenar en el vecino monasterio de El Pueyo y que se yo cuantas cosas más, esto
sería el cuento de nunca acabar. Pasadlo bien, pistas os dejo para ello, ¡ah!, también
podéis caminar y disfrutar del paisaje, no todo va a ser comer y beber, os lo
dice vuestro tío que os quiere y de esto sabe un rato.
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