Etiquetas

sociedad (169) gastronomía (55) espectaculos (47) deportes (44) religión (41) música (32) fiestas (30) vida (26) recetas (23) obituario (22) sexo (22) salud (20) poesia (19) digo yo (18) donde comer (18) animales (17) televisión (16) excursiones (14) teatro (14) arte (12) cine (12) desastres (9)

viernes, 9 de agosto de 2013

EL FUTURO NO ES PARA MI


En el pasado lo pasé muy bien, el presente me está resultando difícil, me temo que el futuro no es para mí, cada vez lo tengo más claro, la reciente noticia sobre la flamante hamburguesa de laboratorio confirma todas mis fobias.
En 1966 Paco Martínez Soria protagonizó la premonitoria película “La ciudad no es para mí”, donde dejaba claro que hay personas que no por edad sino por condición son difícilmente adaptables a nuevos entornos y situaciones, en la película señalaban la ciudad como ruptura irreconciliable de formas de vida; soy ciudadano nato y ciudadano residente de forma perenne, me gusta la vida rural pero dudo de que pudiera adaptarme con facilidad a disfrutar de las ventajas de un pueblo, soy un degenerado de ciudad sin remedio, al fin y al cabo las ciudades están formadas completamente por multitud de pueblerinos y descendientes de pueblerinos que cuanto mayor empeño ponen en ser cosmopolitas más evidencian su rústica procedencia, Barcelona constata esta realidad liderando con orgullo ese subliminal complejo de inferioridad.
El progreso nos empuja, a la vez que selecciona, a las personas según sus habilidades o facilidad de manejarse con las nuevas herramientas, a principios de 1990 la informática irrumpió definitivamente y sin posibilidad de vuelta atrás — espero equivocarme — en nuestras vidas, cambiando de forma continua nuestros hábitos y el modo de comunicarnos, en el ámbito laboral y posteriormente en el personal esta revolución pasó con una velocidad que nos impidió toda posibilidad de meditación, forzándonos a subir a un tren que a más de uno aún nos tiene mareados y  a la gran mayoría totalmente pasmados. Me molesta sumamente verme rodeado de gente ensimismada en un aparatito que portan en la palma de la mano sin la más mínima posibilidad de mantener una conversación, no soy un gran conversador — esta es una de las principales características de un conservador como yo,  conservador-liberal, primero conservador y desde esa base comienzo a ser tímidamente liberal — pero me gusta sumamente escuchar, aunque sean tonterías, pues puedo escoger si las escucho o tan solo las oigo de forma somera, ahora es difícil escuchar y lo peor es que es imposible que te atiendan, si por lo menos esta nueva forma de comunicación, espejo del autismo, sirviera para potenciar la ortografía y la comprensión de la lectura me reconfortaría levemente, pero mi desaliento aumenta cuando constato que estoy siendo excluido, también, por un nuevo lenguaje.
El remate es la noticia de que en el futuro tendré que comer vaca, sin que esta de leche, ni paste, ni rumie, ni muja, ni produzca abono, ni nazca, ni viva, ni muera, comeré una carne sin sabor ni aroma. ¡Qué suerte tuve de nacer! aunque al final tenga que hacerme ermitaño, pues cada vez me siento más ermitaño, el futuro no es para mí.


Las nuevas generaciones huyendo de las vacas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario